PROPIEDAD TURMALINA:
A diferencia de otras piedras negras de protección, la turmalina no absorbe las energías negativas, sino que las repele. Funciona como un escudo protector frente a la envidia, el odio y el rencor ajenos y propios.
El mineral de turmalina negra es capaz de hacer un barrido energético en el cuerpo, eliminando todo rastro de negatividad.
La doble polaridad de la turmalina negra, hace posible que sentimientos como los celos, el rencor o el odio, circulen y no se queden en nuestro interior.
Especialmente afín a los chakras inferiores, la piedra de turmalina negra ayuda arraigar la energía procedente de los centros superiores para que se materialice.
Basta con sentarse en postura de meditación o en cualquier lugar cómodo para percibir sus efectos.
Cuando tocamos o tenemos cerca el mineral de turmalina negra, nos hacemos más conscientes a nuestros pensamientos y emociones. Acompañada de un aguamarina la sensación de claridad será mucho mayor.
Saber cómo funcionan nuestros pensamientos nos permite poder cambiar lo que necesitamos o aceptar lo que no es posible modificar. La turmalina negra favorece esa toma de conciencia.
La turmalina negra permite conectar con las propias necesidades materiales para que podamos satisfacerlas. Nos aporta equilibrio entre lo material y lo espiritual, de igual modo que el jade jadeíta.
Gracias a la acción relajante y protectora de la turmalina negra, el cuerpo dispone de más energía para su recuperación y la regeneración celular.
La energía depurativa de la turmalina negra contribuye al refuerzo de los sistemas de eliminación de los desechos del organismo.
La protección de la turmalina negra frente a la negatividad externa y propia, disminuye el desgaste emocional.
Una persona libre del acoso de los pensamientos y emociones negativas, reúne las condiciones necesarias para dormir mejor.
La turmalina negra tiene la particularidad de contar con dos polaridades, como los imanes. Cuando la tocamos, nuestro organismo reacciona equilibrando la excitación y la depresión de nuestro sistema nervioso autónomo.
PROPIEDAD TURMALINA:
A diferencia de otras piedras negras de protección, la turmalina no absorbe las energías negativas, sino que las repele. Funciona como un escudo protector frente a la envidia, el odio y el rencor ajenos y propios.
El mineral de turmalina negra es capaz de hacer un barrido energético en el cuerpo, eliminando todo rastro de negatividad.
La doble polaridad de la turmalina negra, hace posible que sentimientos como los celos, el rencor o el odio, circulen y no se queden en nuestro interior.
Especialmente afín a los chakras inferiores, la piedra de turmalina negra ayuda arraigar la energía procedente de los centros superiores para que se materialice.
Basta con sentarse en postura de meditación o en cualquier lugar cómodo para percibir sus efectos.
Cuando tocamos o tenemos cerca el mineral de turmalina negra, nos hacemos más conscientes a nuestros pensamientos y emociones. Acompañada de un aguamarina la sensación de claridad será mucho mayor.
Saber cómo funcionan nuestros pensamientos nos permite poder cambiar lo que necesitamos o aceptar lo que no es posible modificar. La turmalina negra favorece esa toma de conciencia.
La turmalina negra permite conectar con las propias necesidades materiales para que podamos satisfacerlas. Nos aporta equilibrio entre lo material y lo espiritual, de igual modo que el jade jadeíta.
Gracias a la acción relajante y protectora de la turmalina negra, el cuerpo dispone de más energía para su recuperación y la regeneración celular.
La energía depurativa de la turmalina negra contribuye al refuerzo de los sistemas de eliminación de los desechos del organismo.
La protección de la turmalina negra frente a la negatividad externa y propia, disminuye el desgaste emocional.
Una persona libre del acoso de los pensamientos y emociones negativas, reúne las condiciones necesarias para dormir mejor.
La turmalina negra tiene la particularidad de contar con dos polaridades, como los imanes. Cuando la tocamos, nuestro organismo reacciona equilibrando la excitación y la depresión de nuestro sistema nervioso autónomo.